“ENCONTRARSE EN EL PASTO”: EL POST ETMDAY
Caminando por el pasto en el EtMday, hace algunos días, resultaba natural y esperable que pares improbables nos encontráramos. Pero más allá de una convocatoria que bordeó 50.000 personas, no deja de sorprenderme que sin mayor expectativa, de pronto estábamos disponibles para dar una charla, sin importar en qué escenario nos tocara presentar. O participar de alguna mentoría, con poca exigencia sobre quién se sentaría al frente. O simplemente dar un auspicio, con difuso cálculo de retorno sobre la inversión. Hay algo sobre el emprendimiento, el emprendedor y quien busca serlo que nos pone a todos con los pies en la tierra.
¿Será que todo empresario partió como emprendedor, o que cada emprendedor parte soñando con una idea de mejor futuro en nuestro país? Algo de esa esperanza, de ese sueño compartido, nos permite dialogar con pocas etiquetas, sin mirar el reloj, sin esas citas que resguardan agendas, incluidas con un calor que no aflojó en los dos días del evento.
Encontramos todos en el pasto. Líderes gremiales, políticos, famosos, emprendedores y personas buscando sueños. Empresarios, empleados y estudiantes. Caminando de un lado de la feria al otro, buscando algo que descubrir o alguien a quien conocer, o topándose con algún conocido (o no tan conocido). Y todos encontramos algo. Los que buscaban y los que no.
Creo que de este sueño de Daniel Daccarett, que partió hace casi 20 años en un asado en su casa (el “asado emprendedor”), hay mucho por masticar y digerir. Pareciera que en un Chile prejuicioso y cargado de estereotipos, el llamado a emprender nos une. Es más, nos alegra.
¿Qué aprendizaje tenemos de un evento que ocurre una vez al año? ¿Qué tiene el emprendimiento que tiende puentes entre un abismo de diferencias sociales, culturales o políticas? Mi interpretación es que somos una nación con ADN emprendedor y no lo ponemos en valor. Lo vemos en los desastres naturales con nuestra capacidad de reinventarnos y lo vemos también en grandes emprendimientos —unicornios o no— que generan un orgullo que nos cruza.
Nos gusta decir que la marca Chile es chilena. O identificar algo que nació en Chile. Parte del ADN chileno vive en el emprendimiento.
Así como de la colaboración emprendedora han nacido grandes empresas, muchas de las cuales nos ayudan a financiar el progreso de nuestra nación, creo que es momento de invitarnos a todos a encontrarnos en un desafío común, sin etiquetar a un responsable. Chile lleva 10 años estancado en el crecimiento insuficiente y con la productividad congelada. Es hora de poner el desafío en un espacio y encontrarnos para resolverlo. Todos de a pie. Todos con los pies en el pasto.
Por: Alan Meyer Frankfurt, VP Andean Latam de Mercado Libre.